Aquella extraña semilla tenía un brote
un brote de palabras que desordenadas
intentaban indicarme lo que debía escribir,
sin embargo eso no me iba a salir.
De aquel brote me salieron hojas,
hojas impensadas de poesías,
que como esa planta no iba a reclamar
yo las tome y exhibí como mías...
De aquel brote creció una planta
hermosa, enorme, con flores de páginas,
yo apenas pude pintarla, pude esculpirla,
pero le di unos pocos colores de versos...
Aquella planta crece allí en mi jardín de vida,
y mientras a mí me brotan estas palabras
a ella le brotan miles de hojas,
y quizás al mundo le brote
un día verde de palabras sin fin
donde la vida sea un edén
y la poesía una creación divina...
